San Lucas-21

(Reina Valera 1995)

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  • 1 Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas.
  • 2 Vio también a una viuda muy pobre que echaba allí dos blancas.
  • 3 Y dijo: —En verdad os digo que esta viuda pobre echó más que todos,
  • 4 pues todos aquellos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía.
  • 5 A unos que hablaban de que el Templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo:
  • 6 —En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida.
  • 7 Le preguntaron, diciendo: —Maestro, ¿cuándo será esto? ¿y qué señal habrá cuando estas cosas estén para suceder?
  • 8 Él entonces dijo: —Mirad que no seáis engañados, porque vendrán muchos en mi nombre diciendo: “Yo soy el Cristo” y: “El tiempo está cerca.” Pero no vayáis en pos de ellos.
  • 9 Cuando oigáis de guerras y de revueltas, no os alarméis, porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente.
  • 10 Entonces añadió: —Se levantará nación contra nación y reino contra reino;
  • 11 habrá grandes terremotos y, en diferentes lugares, hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo.
  • 12 »Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, os perseguirán, os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre.
  • 13 Pero esto os será ocasión para dar testimonio.
  • 14 Proponeos en vuestros corazones no pensar antes cómo habréis de responder en vuestra defensa,
  • 15 porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan.
  • 16 Seréis entregados aun por vuestros padres, hermanos, parientes y amigos; y matarán a algunos de vosotros.
  • 17 Seréis odiados por todos por causa de mi nombre,
  • 18 pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá.
  • 19 Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas.
  • 20 »Pero cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado.
  • 21 Entonces los que estén en Judea huyan a los montes; y los que estén en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos no entren en ella,
  • 22 porque éstos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.
  • 23 Pero ¡ay de las que estén encinta y de las que críen en aquellos días!, porque habrá gran calamidad en la tierra e ira sobre este pueblo.
  • 24 Caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.
  • 25 »Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas.
  • 26 Los hombres quedarán sin aliento por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra, porque las potencias de los cielos serán conmovidas.
  • 27 Entonces verán al Hijo del hombre que vendrá en una nube con poder y gran gloria.
  • 28 Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.
  • 29 También les dijo una parábola: «Mirad la higuera y todos los árboles.
  • 30 Cuando veis que ya brotan, sabéis por vosotros mismos que el verano está cerca.
  • 31 Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
  • 32 »De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
  • 33 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
  • 34 »Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y de embriaguez y de las preocupaciones de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día,
  • 35 porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de la tierra.
  • 36 Velad, pues, orando en todo tiempo que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del hombre.»
  • 37 De día enseñaba en el Templo y por la noche salía y se quedaba en el monte que se llama de los Olivos.
  • 38 Y todo el pueblo acudía a él por la mañana para oírlo en el Templo.
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