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A esto respondió Bildad de Súah:2
«Dios es poderoso e infunde temor; él pone orden en las alturas de los cielos.3
¿Pueden contarse acaso sus ejércitos? ¿Sobre quién no alumbra su luz?4
¿Cómo puede el hombre declararse inocente ante Dios? ¿Cómo puede alegar pureza quien ha nacido de mujer?5
Si a sus ojos no tiene brillo la luna, ni son puras las estrellas,6
mucho menos el hombre, simple gusano; mucho menos el hombre, miserable lombriz!»