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A esto respondió Elifaz de Temán:2
«¿Puede alguien, por muy sabio que sea, serle a Dios de algún provecho?3
¿Sacará alguna ventaja el Todopoderoso con que seas un hombre justo? ¿Tendrá algún beneficio si tu conducta es intachable?4
¿Acaso te reprende por temerlo, y por eso te lleva a juicio?5
¿No es acaso demasiada tu maldad? ¿Y no son incontables tus pecados?6
Sin motivo demandabas fianza de tus hermanos, y en prenda los despojabas de sus mantos; desnudos los dejabas!7
Al sediento no le dabas agua; al hambriento le negabas la comida.8
Hombre de poder, te adueñaste de la tierra; hombre prominente, en ella te asentaste.9
No les dabas nada a las viudas, y para colmo les quitabas todo a los huérfanos.10
Por eso ahora te ves rodeado de trampas, y te asaltan temores repentinos;11
la oscuridad te impide ver, y te ahogan las aguas torrenciales.12
»¿No está Dios en las alturas de los cielos? Mira las estrellas, cuán altas y remotas!13
Sin embargo, cuestionas: “¿Y Dios qué sabe? ¿Puede acaso juzgar a través de las tinieblas?14
Él recorre los cielos de uno a otro extremo, y densas nubes lo envuelven, así que no puede vernos!”15
»¿Vas a seguir por los trillados caminos que han recorrido los malvados?16
Perdieron la vida antes de tiempo; un diluvio arrasó sus cimientos.17
Increparon a Dios: “Déjanos tranquilos! ¿Qué puedes tú hacernos, Todopoderoso?”18
Y fue Dios quien llenó sus casas de bienes! Yo no me dejaré llevar por sus malos consejos!19
»Los justos se alegran al ver la ruina de los malvados; los inocentes dicen en son de burla:20
“Nuestros enemigos han sido destruidos; el fuego ha consumido sus riquezas!”21
»Sométete a Dios; ponte en paz con él, y volverá a ti la prosperidad.22
Acepta la enseñanza que mana de su boca; grábate sus palabras en el corazón!23
Si te vuelves al Todopoderoso y alejas de tu casa la maldad, serás del todo restaurado;24
si tu oro refinado lo arrojas por el suelo, entre rocas y cañadas,25
tendrás por oro al Todopoderoso, y será él para ti como plata refinada.26
En el Todopoderoso te deleitarás; ante Dios levantarás tu rostro.27
Cuando ores, él te escuchará, y tú le cumplirás tus votos.28
Tendrás éxito en todo lo que emprendas, y en tus caminos brillará la luz.29
Porque Dios humilla a los altaneros, y exalta a los humildes.30
Él salva al que es inocente, y por tu honradez quedarás a salvo.»