Deuteronomio-32

(Reina Valera 1995)

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  • 1 «Escuchad, cielos, y hablaré; oiga la tierra los dichos de mi boca.
  • 2 Goteará como la lluvia mi enseñanza; destilará como el rocío mi razonamiento, como la llovizna sobre la grama, como las gotas sobre la hierba.
  • 3 »Proclamaré el nombre de Jehová: ¡engrandeced a nuestro Dios!
  • 4 Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectos. Es un Dios de verdad y no hay maldad en él; es justo y recto.
  • 5 »La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha, generación torcida y perversa.
  • 6 ¿Así pagáis a Jehová, pueblo loco e ignorante? ¿No es él tu padre, que te creó? Él te hizo y te estableció.
  • 7 »Acuérdate de los tiempos antiguos, considera los años de muchas generaciones; pregunta a tu padre, y él te lo contará; a tus ancianos, y ellos te lo dirán.
  • 8 Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones, cuando hizo dividir a los hijos de los hombres, estableció los límites de los pueblos según el número de los hijos de Israel.
  • 9 Porque la porción de Jehová es su pueblo; Jacob, la heredad que le tocó.
  • 10 Lo halló en tierra de desierto, en yermo de horrible soledad; lo rodeó, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo.
  • 11 Como el águila que excita su nidada, revoloteando sobre sus pollos, así extendió sus alas, lo tomó, y lo llevó sobre sus plumas.
  • 12 »Jehová solo lo guió, y con él no hubo dios extraño.
  • 13 Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra, comió los frutos del campo, lo alimentó con miel de la peña y con aceite del duro pedernal,
  • 14 con mantequilla de vacas y leche de ovejas; con grasa de corderos y carneros de Basán, y también machos cabríos; con lo mejor del trigo, y de la sangre de la uva bebiste vino.
  • 15 »Pero engordó Jesurún, y tiró coces (engordaste, te cubriste de grasa); entonces abandonó al Dios que lo hizo y menospreció la Roca de su salvación.
  • 16 Provocaron sus celos con dioses ajenos, y su ira con abominaciones.
  • 17 Sacrificaron a los demonios, y no a Dios; a dioses que no habían conocido, a nuevos dioses venidos de cerca, que no habían temido vuestros padres.
  • 18 »De la Roca que te creó te olvidaste; te has olvidado de Dios, tu creador.
  • 19 Lo vio Jehová, y se encendió su ira por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas.
  • 20 Y dijo: “Esconderé de ellos mi rostro, veré cuál será su fin; porque son una generación perversa, hijos infieles.
  • 21 Ellos provocaron mis celos con lo que no es Dios; me irritaron con sus ídolos. Yo también provocaré sus celos con un pueblo que no es pueblo, los irritaré con una nación insensata.
  • 22 Porque el fuego de mi ira se ha encendido y arderá hasta las profundidades del seol; devorará la tierra y sus frutos, y abrasará los fundamentos de los montes.
  • 23 Yo amontonaré males sobre ellos; emplearé en ellos mis flechas.
  • 24 Quedarán extenuados por el hambre, consumidos por la fiebre ardiente y la peste maligna. Diente de fieras enviaré también sobre ellos, con veneno de serpientes de la tierra.
  • 25 Por fuera desolará la espada, y dentro de las casas el espanto; tanto al joven como a la muchacha, al niño de pecho como al hombre cano.
  • 26 Yo había dicho que los esparciría lejos, que borraría su recuerdo de en medio de los hombres,
  • 27 pero temí la jactancia del enemigo, el envanecimiento de sus adversarios, no sea que digan: ‘Nuestra mano prevalece y ha hecho todo esto, y no Jehová.’”
  • 28 »Porque son nación privada de consejos, y no hay en ellos entendimiento.
  • 29 ¡Ojalá fueran sabios, comprendieran esto y se dieran cuenta del fin que los espera!
  • 30 ¿Cómo podría perseguir uno a mil, y dos hacer huir a diez mil, si su Roca no los hubiera vendido y Jehová no los hubiera entregado?
  • 31 Porque la roca de ellos no es como nuestra Roca, y aun nuestros enemigos son de ello testigos.
  • 32 Porque de la vid de Sodoma es la vid de ellos, y de los campos de Gomorra; las uvas de ellos son uvas ponzoñosas, racimos muy amargos tienen.
  • 33 Veneno de serpientes es su vino, y ponzoña cruel de áspides.
  • 34 »¿No tengo yo esto guardado conmigo, sellado en mis tesoros?
  • 35 Mía es la venganza y la retribución; a su tiempo su pie resbalará, porque el día de su aflicción está cercano y lo que les está preparado se apresura.
  • 36 »Sí, Jehová juzgará a su pueblo, y por amor de sus siervos se arrepentirá, cuando vea que la fuerza pereció, y que no queda ni siervo ni libre.
  • 37 Entonces dirá: “¿Dónde están sus dioses, la roca en que se refugiaban,
  • 38 que comían la grasa de sus sacrificios y bebían el vino de sus libaciones?” ¡Que se levanten y os ayuden! ¡Que vengan y os defiendan!
  • 39 Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir y yo hago vivir, yo hiero y yo sano, y no hay quien pueda librarse de mis manos.
  • 40 Porque yo alzaré a los cielos mi mano, y diré: ¡Vivo yo para siempre!
  • 41 Cuando afile mi reluciente espada y mi mano empuñe el juicio, tomaré venganza de mis enemigos y daré su retribución a los que me aborrecen.
  • 42 Embriagaré de sangre mis flechas, y mi espada devorará carne; sangre de muertos y cautivos, cabezas de jefes enemigos.
  • 43 »¡Alabad, naciones, a su pueblo, porque él vengará la sangre de sus siervos, tomará venganza de sus enemigos, y hará expiación por la tierra de su pueblo!»
  • 44 Moisés, acompañado por Josué hijo de Nun, fue y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo.
  • 45 Cuando acabó Moisés de recitar todas estas palabras ante todo Israel,
  • 46 les dijo: «Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que mandéis a vuestros hijos que cuiden de cumplir todas las palabras de esta Ley.
  • 47 Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, pues por medio de esta Ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra a la que vais para tomarla en posesión tras pasar el Jordán.»
  • 48 Aquel mismo día Jehová habló a Moisés y le dijo:
  • 49 «Sube a estos montes de Abarim, al monte Nebo, situado en la tierra de Moab que está frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel.
  • 50 Muere allí en el monte al cual subes, y te reunirás a tu pueblo, así como murió Aarón, tu hermano, en el monte Hor, y se reunió a su pueblo.
  • 51 Por cuanto pecasteis contra mí en medio de los hijos de Israel, en las aguas de Meriba, en Cades, en el desierto de Zin; porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel.
  • 52 Verás, por tanto, delante de ti la tierra, pero no entrarás allá, en la tierra que doy a los hijos de Israel.»
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