San Lucas-12

(Reina Valera 1995)

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  • 1 Mientras tanto, millares de personas se habían juntado, hasta el punto que unos a otros se atropellaban. Jesús comenzó a decir primeramente a sus discípulos: —Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía,
  • 2 porque nada hay encubierto que no haya de descubrirse, ni oculto que no haya de saberse.
  • 3 Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas.
  • 4 »Os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, pero después nada más pueden hacer.
  • 5 Os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que, después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno. Sí, os digo, a éste temed.
  • 6 »¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios,
  • 7 pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos.
  • 8 »Os digo que todo aquel que me confiese delante de los hombres, también el Hijo del hombre lo confesará delante de los ángeles de Dios;
  • 9 pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.
  • 10 »Todo aquel que diga alguna palabra contra el Hijo del hombre, será perdonado; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no será perdonado.
  • 11 »Cuando os traigan a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir,
  • 12 porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debéis decir.
  • 13 Le dijo uno de la multitud: —Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia.
  • 14 Pero él le dijo: —Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?
  • 15 Y les dijo: —Mirad, guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
  • 16 También les refirió una parábola, diciendo: «La heredad de un hombre rico había producido mucho.
  • 17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: “¿Qué haré, porque no tengo donde guardar mis frutos?”
  • 18 Y dijo: “Esto haré: derribaré mis graneros y los edificaré más grandes, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes;
  • 19 y diré a mi alma: ‘Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; descansa, come, bebe y regocíjate.’”
  • 20 Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma, y lo que has guardado, ¿de quién será?”
  • 21 Así es el que hace para sí tesoro y no es rico para con Dios.»
  • 22 Dijo luego a sus discípulos: «Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis.
  • 23 La vida es más que la comida, y el cuerpo más que el vestido.
  • 24 Considerad los cuervos, que ni siembran ni siegan; que ni tienen despensa ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?
  • 25 ¿Y quién de vosotros podrá, con angustiarse, añadir a su estatura un codo?
  • 26 Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os angustiáis por lo demás?
  • 27 »Considerad los lirios, cómo crecen: no trabajan ni hilan, pero os digo que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.
  • 28 Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
  • 29 Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud,
  • 30 porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo, pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de ellas.
  • 31 Buscad, más bien, el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
  • 32 »No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el Reino.
  • 33 Vended lo que poseéis y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega ni polilla destruye,
  • 34 porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
  • 35 »Tened vuestra cintura ceñida y vuestras lámparas encendidas;
  • 36 sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que, cuando llegue y llame, le abran en seguida.
  • 37 Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá y hará que se sienten a la mesa y vendrá a servirles.
  • 38 Y aunque venga a la segunda vigilia o a la tercera vigilia, si los halla velando, bienaventurados son aquellos siervos.
  • 39 Pero sabed esto, que si supiera el padre de familia a qué hora el ladrón había de llegar, velaría ciertamente y no lo dejaría entrar en su casa.
  • 40 Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis el Hijo del hombre vendrá.»
  • 41 Entonces Pedro le dijo: —Señor, ¿dices esta parábola a nosotros o también a todos?
  • 42 Dijo el Señor: —¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa para que a tiempo les dé su ración?
  • 43 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, lo halle haciendo así.
  • 44 En verdad os digo que lo pondrá sobre todos sus bienes.
  • 45 Pero si aquel siervo dice en su corazón: “Mi señor tarda en venir”, y comienza a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y a beber y a embriagarse,
  • 46 vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera y a la hora que no sabe, y lo castigará duramente y lo pondrá con los infieles.
  • 47 »Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no se preparó ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes.
  • 48 Pero el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco, porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará, y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.
  • 49 »Fuego vine a echar en la tierra. ¿Y qué quiero, si ya se ha encendido?
  • 50 De un bautismo tengo que ser bautizado. ¡Y cómo me angustio hasta que se cumpla!
  • 51 ¿Pensáis que he venido para traer paz a la tierra? Os digo: no, sino enemistad.
  • 52 De aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres;
  • 53 estará dividido el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra.
  • 54 Decía también a la multitud: «Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: “Agua viene”, y así sucede.
  • 55 Y cuando sopla el viento del sur, decís: “Hará calor”, y lo hace.
  • 56 ¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra, ¿y cómo no distinguís este tiempo?
  • 57 »¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?
  • 58 Cuando vayas al magistrado con tu adversario, procura arreglarte con él en el camino, no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel.
  • 59 Te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado aun la última blanca.»
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