1
Te glorificaré, Jehová, porque me has exaltado y no has permitido que mis enemigos se alegren de mí.
2
Jehová, Dios mío, a ti clamé y me sanaste.
3
Jehová, hiciste subir mi alma del seol. Me diste vida, para que no descendiera a la sepultura.
4
¡Cantad a Jehová, vosotros sus santos, y celebrad la memoria de su santidad!,
5
porque por un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro y a la mañana vendrá la alegría.
6
En mi prosperidad dije yo: «No seré jamás conmovido»,
7
porque tú, Jehová, con tu favor me afirmaste como a monte fuerte. Escondiste tu rostro, fui turbado.
8
A ti, Jehová, clamaré; al Señor suplicaré.
9
¿Qué provecho hay en mi muerte cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?
10
Oye, Jehová, y ten misericordia de mí; Jehová, ¡sé tú mi ayudador!
11
Has cambiado mi lamento en baile; me quitaste la ropa áspera y me vestiste de alegría.
12
Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, ¡te alabaré para siempre!