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Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel:2
para aprender sabiduría e instrucción, para discernir dichos profundos,3
para recibir instrucción en sabia conducta, justicia, juicio y equidad;4
para dar a los simples prudencia, y a los jóvenes conocimiento y discreción.5
El sabio oirá y crecerá en conocimiento, y el inteligente adquirirá habilidad,6
para entender proverbio y metáfora, las palabras de los sabios y sus enigmas.7
El temor del SEÑOR es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción.8
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no abandones la enseñanza de tu madre;9
porque guirnalda de gracia son para tu cabeza, y collares para tu cuello.10
Hijo mío, si los pecadores te quieren seducir, no consientas.11
Si dicen: Ven con nosotros, pongámonos al asecho para derramar sangre, sin causa asechemos al inocente,12
devorémoslos vivos como el Seol, enteros, como los que descienden al abismo;13
hallaremos toda clase de preciadas riquezas, llenaremos nuestras casas de botín;14
echa tu suerte con nosotros, todos tendremos una bolsa;15
hijo mío, no andes en el camino con ellos, aparta tu pie de su senda,16
porque sus pies corren hacia el mal, y a derramar sangre se apresuran.17
Porque es en vano tender la red ante los ojos de cualquier ave;18
pero ellos a su propia sangre asechan, tienden lazo a sus propias vidas.19
Tales son los caminos de todo el que se beneficia por la violencia: que quita la vida de sus poseedores.20
La sabiduría clama en la calle, en las plazas alza su voz;21
clama en las esquinas de las calles concurridas; a la entrada de las puertas de la ciudad pronuncia sus discursos:22
¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, y los burladores se deleitarán en hacer burla, y los necios aborrecerán el conocimiento?23
Volveos a mi reprensión: he aquí, derramaré mi espíritu sobre vosotros, os haré conocer mis palabras.24
Porque he llamado y habéis rehusado oír, he extendido mi mano y nadie ha hecho caso;25
habéis desatendido todo consejo mío, y no habéis deseado mi reprensión;26
también yo me reiré de vuestra calamidad, me burlaré cuando sobrevenga lo que teméis,27
cuando venga como tormenta lo que teméis, y vuestra calamidad sobrevenga como torbellino, cuando vengan sobre vosotros tribulación y angustia.28
Entonces me invocarán, pero no responderé; me buscarán con diligencia, pero no me hallarán;29
porque odiaron el conocimiento, y no escogieron el temor del SEÑOR,30
ni quisieron aceptar mi consejo, y despreciaron toda mi reprensión;31
comerán del fruto de su conducta, y de sus propias artimañas se hartarán.32
Porque el desvío de los simples los matará, y la complacencia de los necios los destruirá.33
Pero el que me escucha vivirá seguro, y descansará, sin temor al mal.