Números-14

(Reina Valera 1995)

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  • 1 Entonces toda la congregación gritó y dio voces; y el pueblo lloró aquella noche.
  • 2 Todos los hijos de Israel se quejaron contra Moisés y contra Aarón, y toda la multitud les dijo: «¡Ojalá hubiéramos muerto en la tierra de Egipto! ¡Ojalá muriéramos en este desierto!
  • 3 ¿Por qué nos trae Jehová a esta tierra para morir a espada, y para que nuestras mujeres y nuestros niños se conviertan en botín de guerra? ¿No nos sería mejor regresar a Egipto?»
  • 4 Y se decían unos a otros: «Designemos un capitán y volvamos a Egipto.»
  • 5 Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros delante de toda la multitud de la congregación de los hijos de Israel.
  • 6 Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos
  • 7 y dijeron a toda la congregación de los hijos de Israel: —La tierra que recorrimos y exploramos es tierra muy buena.
  • 8 Si Jehová se agrada de nosotros, él nos llevará a esta tierra y nos la entregará; es una tierra que fluye leche y miel.
  • 9 Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová ni temáis al pueblo de esta tierra, pues vosotros los comeréis como pan. Su amparo se ha apartado de ellos y Jehová está con nosotros: no los temáis.
  • 10 Entonces toda la multitud propuso apedrearlos. Pero la gloria de Jehová se mostró en el Tabernáculo de reunión a todos los hijos de Israel.
  • 11 Y Jehová dijo a Moisés: —¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos?
  • 12 Yo los heriré de mortandad y los destruiré, y a ti te pondré sobre gente más grande y más fuerte que ellos.
  • 13 Pero Moisés respondió a Jehová: —Lo oirán luego los egipcios, porque de en medio de ellos sacaste a este pueblo con tu poder,
  • 14 y se lo dirán a los habitantes de esta tierra, los cuales han oído que tú, Jehová, estabas en medio de este pueblo, que cara a cara aparecías tú, Jehová, y que tu nube estaba sobre ellos, que de día ibas delante de ellos en una columna de nube, y de noche en una columna de fuego.
  • 15 Si haces morir a este pueblo como a un solo hombre, las gentes que hayan oído tu fama dirán:
  • 16 “Por cuanto no pudo Jehová introducir a este pueblo en la tierra que había jurado darle, los ha matado en el desierto.”
  • 17 Ahora, pues, yo te ruego que sea magnificado el poder del Señor, como lo prometiste al decir:
  • 18 “Jehová es tardo para la ira y grande en misericordia, perdona la maldad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable, pues castiga el pecado de los padres sobre los hijos hasta la tercera y la cuarta generación.”
  • 19 Perdona ahora la maldad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí.
  • 20 Entonces Jehová dijo: —Yo lo he perdonado, conforme a tu dicho.
  • 21 Pero tan ciertamente como vivo yo y mi gloria llena toda la tierra,
  • 22 que ninguno de los que vieron mi gloria y las señales que he hecho en Egipto y en el desierto, los que me han tentado ya diez veces y no han oído mi voz,
  • 23 verá la tierra que juré dar a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá.
  • 24 Pero a mi siervo Caleb, por cuanto lo ha animado otro espíritu y decidió ir detrás de mí, yo lo haré entrar en la tierra donde estuvo, y su descendencia la tendrá en posesión.
  • 25 Ahora bien, el amalecita y el cananeo habitan en el valle; volveos mañana y salid al desierto, camino del Mar Rojo.
  • 26 Jehová habló a Moisés y a Aarón, y les dijo:
  • 27 —¿Hasta cuándo soportaré a esta depravada multitud que murmura contra mí? Ya he oído las querellas de los hijos de Israel que de mí se quejan.
  • 28 Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros.
  • 29 En este desierto caerán vuestros cuerpos, todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años para arriba, los cuales han murmurado contra mí.
  • 30 A excepción de Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun, ninguno de vosotros entrará en la tierra por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella.
  • 31 Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que se convertirían en botín de guerra, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis.
  • 32 En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto.
  • 33 Vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y cargarán con vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto.
  • 34 Conforme al número de los días, de los cuarenta días que empleasteis en reconocer la tierra, cargaréis con vuestras iniquidades: cuarenta años, un año por cada día. Así conoceréis mi castigo.
  • 35 Yo, Jehová, he hablado. Así haré a toda esta multitud perversa que se ha juntado contra mí. En este desierto serán consumidos, y ahí morirán.
  • 36 Los hombres que Moisés envió a reconocer la tierra, y que al volver habían hecho murmurar contra él a toda la congregación, desacreditando aquel país,
  • 37 aquellos hombres que habían hablado mal de la tierra, murieron de plaga delante de Jehová.
  • 38 Pero Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone quedaron con vida de entre aquellos hombres que habían ido a reconocer la tierra.
  • 39 Moisés dijo estas cosas a todos los hijos de Israel, y el pueblo se enlutó mucho.
  • 40 Se levantaron muy de mañana y subieron a la cumbre del monte, diciendo: —Aquí estamos para subir al lugar del cual ha hablado Jehová, porque hemos pecado.
  • 41 Moisés les respondió: —¿Por qué quebrantáis el mandamiento de Jehová? Esto tampoco os saldrá bien.
  • 42 No subáis, pues Jehová no está en medio de vosotros: no seáis heridos delante de vuestros enemigos.
  • 43 Porque el amalecita y el cananeo están allí delante de vosotros, y caeréis bajo su espada, pues Jehová no estará con vosotros, por cuanto os habéis negado a seguirlo.
  • 44 Ellos, sin embargo, se obstinaron en subir a la cima del monte; pero ni el Arca del pacto de Jehová ni Moisés se apartaron de en medio del campamento.
  • 45 Entonces descendieron el amalecita y el cananeo que habitaban en aquel monte, los hirieron, los derrotaron y los persiguieron hasta Horma.
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