Zacarías-11

(Reina Valera 1995)

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  • 1 ¡Líbano, abre tus puertas, y que el fuego consuma tus cedros!
  • 2 Aúlla, ciprés, porque el cedro cayó, porque los árboles magníficos son derribados. Aullad, encinas de Basán, porque el bosque espeso es derribado.
  • 3 Voz de aullido de pastores, porque su magnificencia es asolada; estruendo de rugidos de cachorros de leones, porque la gloria del Jordán es destruida.
  • 4 Así ha dicho Jehová, mi Dios: «Apacienta las ovejas destinadas a la matanza,
  • 5 a las cuales matan sus compradores sin sentirse culpables; y el que las vende dice: “Bendito sea Jehová, porque me he enriquecido.” Ni aún sus pastores tienen piedad de ellas.
  • 6 Por tanto, no tendré ya más piedad de los habitantes de la tierra, dice Jehová. Entregaré a los hombres, a cada uno en manos de su compañero y en manos de su rey. Ellos asolarán la tierra y yo no los libraré de sus manos.»
  • 7 Apacenté, pues, las ovejas destinadas a la matanza, esto es, a los pobres del rebaño. Tomé para mí dos cayados: a uno le puse por nombre Gracia, y al otro, Ataduras. Apacenté las ovejas,
  • 8 y en un mes despedí a tres pastores, pues mi alma se impacientó contra ellos, y su alma también se hastió de mí.
  • 9 Entonces dije: «¡No os apacentaré más! ¡La que prefiera morir, que muera; si alguna se pierde, que se pierda! ¡Las que queden, que se coman unas a otras!»
  • 10 Tomé luego mi cayado Gracia y lo quebré, para romper el pacto que había concertado con todos los pueblos.
  • 11 El pacto quedó deshecho ese día, y así conocieron los pobres del rebaño que me observaban que aquélla era palabra de Jehová.
  • 12 Yo les dije: «Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo.» Entonces pesaron mi salario: treinta piezas de plata.
  • 13 Jehová me dijo: «Échalo al tesoro. ¡Hermoso precio con que me han apreciado!» Tomé entonces las treinta piezas de plata y las eché en el tesoro de la casa de Jehová.,
  • 14 Quebré luego el otro cayado, Ataduras, para romper la hermandad entre Judá e Israel.
  • 15 Jehová me dijo: «Toma ahora los aperos de un pastor insensato;
  • 16 porque yo levanto en la tierra a un pastor que no visitará las perdidas, ni buscará la pequeña, ni curará la perniquebrada, ni llevará la cansada a cuestas, sino que comerá la carne de la gorda y romperá sus pezuñas.
  • 17 »¡Ay del pastor inútil que abandona el ganado! ¡Que la espada hiera su brazo y su ojo derecho! ¡Que se le seque del todo el brazo y su ojo derecho quede enteramente oscurecido!»
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