1
Mi corazón, Dios, está dispuesto; cantaré y entonaré salmos; ésta es mi gloria.
2
¡Despiértate, salterio y arpa; despertaré al alba!
3
Te alabaré, Jehová, entre los pueblos; a ti cantaré salmos entre las naciones,
4
porque más grande que los cielos es tu misericordia y hasta los cielos tu fidelidad.
5
Exaltado seas, Dios, sobre los cielos, y sobre toda la tierra sea enaltecida tu gloria.
6
Para que sean librados tus amados, salva con tu diestra y respóndeme.
7
Dios ha dicho en su santuario: «¡Yo me alegraré; repartiré a Siquem y mediré el valle de Sucot!
8
Mío es Galaad, mío es Manasés y Efraín es la fortaleza de mi cabeza; Judá es mi legislador.
9
Moab, la vasija para lavarme; sobre Edom echaré mi calzado; me regocijaré sobre Filistea.»
10
¿Quién me guiará a la ciudad fortificada? ¿Quién me guiará hasta Edom?
11
¿No serás tú, Dios, que nos habías desechado y no salías, Dios, con nuestros ejércitos?
12
Danos socorro contra el adversario, porque vana es la ayuda del hombre.
13
En Dios haremos proezas y él hollará a nuestros enemigos.