1 Reyes-18

(Reina Valera 1995)

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  • 1 Pasó mucho tiempo, y tres años después, llegó palabra de Jehová a Elías, diciendo: «Ve, muéstrate a Acab, y yo haré llover sobre la faz de la tierra.»
  • 2 Fue, pues, Elías a mostrarse a Acab. En Samaria el hambre era grave.
  • 3 Acab llamó a Abdías, su mayordomo. Abdías era muy temeroso de Jehová,
  • 4 pues cuando Jezabel destruía a los profetas de Jehová, Abdías tomó a cien profetas y los escondió en cuevas de cincuenta en cincuenta, y los sustentó con pan y agua.
  • 5 Dijo, pues, Acab a Abdías: —Ve por el país a todas las fuentes de aguas y a todos los arroyos, a ver si acaso encontramos pasto con que conservar con vida a los caballos y a las mulas, para que no nos quedemos sin bestias.
  • 6 Y dividieron entre sí el país para recorrerlo; Acab fue por un camino y Abdías fue solo por otro.
  • 7 Cuando Abdías iba por el camino, se encontró con Elías. Al reconocerlo, se postró sobre su rostro y dijo: —¿No eres tú Elías, mi señor?
  • 8 —Yo soy; ve y dile a tu amo: “Aquí está Elías” —le respondió él.
  • 9 Abdías contestó: —¿En qué he pecado para que entregues a tu siervo en manos de Acab para que me mate?
  • 10 ¡Vive Jehová, tu Dios!, que no ha habido nación ni reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte, y cuando respondían: “No está aquí”, hacía jurar a reinos y a naciones que no te habían hallado.
  • 11 ¿Y ahora tú dices: “Ve y dile a tu amo: ‘Aquí está Elías’”?
  • 12 Acontecerá que luego de que yo me haya ido, el espíritu de Jehová te llevará adonde yo no sepa. Y cuando yo vaya a dar la noticia a Acab, él no te hallará y me matará. Pero tu siervo teme a Jehová desde su juventud.
  • 13 ¿No le han contado a mi señor lo que hice cuando Jezabel mataba a los profetas de Jehová, que escondí en cuevas a cien de los profetas de Jehová, de cincuenta en cincuenta, y los mantuve con pan y agua?
  • 14 Y ahora dices tú: “Ve y dile a tu amo: ‘Aquí está Elías’”. ¿Quieres que me mate?
  • 15 Elías le dijo: —¡Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy!, que hoy me presentaré ante él.
  • 16 Entonces Abdías fue a encontrarse con Acab, le dio el aviso, y Acab fue a encontrarse con Elías.
  • 17 Cuando lo vio, le dijo: —¿Eres tú el que perturbas a Israel?
  • 18 Él respondió: —Yo no he perturbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, al abandonar los mandamientos de Jehová y seguir a los baales.
  • 19 Manda, pues, ahora a que todo Israel se congregue en el monte Carmelo, con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel.
  • 20 Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo.
  • 21 Entonces Elías, acercándose a todo el pueblo, dijo: —¿Hasta cuándo vacilaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.
  • 22 Elías siguió hablándole al pueblo: —Sólo yo he quedado como profeta de Jehová, mientras que de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres.
  • 23 Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno; córtenlo en pedazos y pónganlo sobre leña, pero que no le prendan fuego. Yo prepararé el otro buey, lo pondré sobre leña, y tampoco le prenderé fuego.
  • 24 Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses; yo invocaré el nombre de Jehová. El Dios que responda por medio del fuego, ése es Dios. —Bien dicho —respondió todo el pueblo.
  • 25 Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: «Escoged un buey y preparadlo vosotros primero, pues sois los más. Invocad luego el nombre de vuestros dioses, pero no le prendáis fuego.»
  • 26 Ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía. Decían: «¡Baal, respóndenos!» Pero no se escuchó ninguna voz, ni hubo quien respondiera; entre tanto, ellos seguían saltando alrededor del altar que habían hecho.
  • 27 Hacia el mediodía, Elías se burlaba de ellos diciendo: «Gritad con voz más fuerte, porque es un dios. Quizá esté meditando, o tenga algún trabajo, o se haya ido de viaje. ¡Tal vez esté durmiendo y haya que despertarlo!»
  • 28 Seguían ellos clamando a gritos, y se hacían cortes, conforme a su costumbre, con cuchillos y con lancetas, hasta que les chorreaba la sangre.
  • 29 Pasó el mediodía y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecer el sacrificio, pero no se escuchó ninguna voz, ni hubo quien respondiera ni escuchara.
  • 30 Entonces dijo Elías a todo el pueblo: «Acercaos a mí.» Todo el pueblo se le acercó, y Elías arregló el altar de Jehová que estaba arruinado.
  • 31 Tomó doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo: «Israel será tu nombre»,
  • 32 y edificó con las piedras un altar al nombre de Jehová. Después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano.
  • 33 Preparó la leña, cortó el buey en pedazos, lo puso sobre la leña,
  • 34 y dijo: «Llenad cuatro cántaros de agua y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña.» «Hacedlo otra vez», dijo; y lo hicieron otra vez. «Hacedlo la tercera vez», dijo de nuevo; y lo hicieron la tercera vez,
  • 35 de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja.
  • 36 Cuando llegó la hora de ofrecer el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: «Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, que yo soy tu siervo y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.
  • 37 Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, Jehová, eres el Dios, y que tú haces que su corazón se vuelva a ti.»
  • 38 Entonces cayó fuego de Jehová y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y hasta lamió el agua que estaba en la zanja.
  • 39 Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: «¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!»
  • 40 Entonces Elías les dijo: «Apresad a los profetas de Baal para que no escape ninguno.» Ellos los apresaron y Elías los condujo al arroyo Cisón y allí los degolló.
  • 41 Entonces Elías dijo a Acab: «Sube, come y bebe; porque ya se oye el ruido de la lluvia.»
  • 42 Acab subió a comer y a beber. Pero Elías subió a la cumbre del Carmelo y, postrándose en tierra, puso el rostro entre las rodillas.
  • 43 Luego dijo a su criado: —Sube ahora y mira hacia el mar. Él subió, miró y dijo: —No hay nada. Pero Elías le ordenó de nuevo: —Vuelve siete veces.
  • 44 A la séptima vez el criado dijo: —Veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Elías dijo: —Ve y dile a Acab: “Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te lo impida.”
  • 45 Entre tanto, aconteció que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo un gran aguacero. Subió a su carro Acab y se fue a Jezreel.
  • 46 Pero la mano de Jehová estaba sobre Elías, que se ciñó la cintura y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel.
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