Génesis-38

(Reina Valera 1995)

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  • 1 Aconteció en aquel tiempo que Judá se apartó de sus hermanos, y se fue a casa de un adulamita que se llamaba Hira.
  • 2 Allí conoció Judá a la hija de un cananeo, el cual se llamaba Súa; la tomó y se llegó a ella.
  • 3 Ella concibió y dio a luz un hijo, al que llamó Er.
  • 4 Concibió otra vez y dio a luz un hijo, al que llamó Onán.
  • 5 Volvió a concebir y dio a luz un hijo, al que llamó Sela. Ella se hallaba en Quezib cuando lo dio a luz.
  • 6 Después Judá tomó para su primogénito Er a una mujer llamada Tamar.
  • 7 Pero Er, el primogénito de Judá, fue malo ante los ojos de Jehová, y Jehová le quitó la vida.
  • 8 Entonces Judá dijo a Onán: —Llégate a la mujer de tu hermano, despósate con ella y levanta descendencia a tu hermano.
  • 9 Sabiendo Onán que la descendencia no sería suya, cuando se llegaba a la mujer de su hermano vertía en tierra, para no dar descendencia a su hermano.
  • 10 Como desagradó a Jehová lo que hacía, a él también le quitó la vida.
  • 11 Entonces Judá dijo a su nuera Tamar: —Permanece viuda en casa de tu padre, hasta que crezca mi hijo Sela. (Esto dijo pues pensaba: «No sea que muera él también, como sus hermanos.») Tamar se fue y se quedó en casa de su padre.
  • 12 Pasaron muchos días y murió la hija de Súa, la mujer de Judá. Cuando Judá se consoló, subió a Timnat (donde estaban los trasquiladores de sus ovejas) junto a su amigo Hira, el adulamita.
  • 13 Y avisaron a Tamar, diciéndole: «Tu suegro sube a Timnat a trasquilar sus ovejas.»
  • 14 Entonces se quitó ella los vestidos de su viudez, se cubrió con un velo para no ser reconocida y se puso a la entrada de Enaim, junto al camino de Timnat, pues veía que Sela había crecido y que ella no le era dada por mujer.
  • 15 Cuando Judá la vio, la tuvo por una ramera, pues ella había cubierto su rostro.
  • 16 Entonces se apartó del camino para acercarse a ella y, sin saber que era su nuera, le dijo: —Déjame ahora llegarme a ti. —¿Qué me darás por llegarte a mí? —dijo ella.
  • 17 —Te enviaré un cabrito de mi rebaño —respondió él. —Dame una prenda, hasta que lo envíes —dijo ella.
  • 18 —¿Qué prenda te daré? —preguntó Judá. Ella respondió: —Tu sello, tu cordón y el bastón que tienes en tu mano. Judá se los dio, se llegó a ella y ella concibió de él.
  • 19 Luego se levantó y se fue; se quitó el velo que la cubría y se vistió las ropas de su viudez.
  • 20 Judá envió el cabrito del rebaño por medio de su amigo, el adulamita, para que éste rescatara la prenda de la mujer; pero no la halló.
  • 21 Entonces preguntó a los hombres de aquel lugar, diciendo: —¿Dónde está la ramera que había en Enaim, junto al camino? —No ha estado aquí ramera alguna —dijeron ellos.
  • 22 Entonces él se volvió a Judá y le dijo: —No la he hallado. Además, los hombres del lugar me dijeron: “Aquí no ha estado ninguna ramera.”
  • 23 Judá respondió: —Pues que se quede con todo, para que no seamos objetos de burla. Yo le he enviado este cabrito, pero tú no la hallaste.
  • 24 Sucedió que al cabo de unos tres meses fue dado aviso a Judá, diciendo: —Tamar, tu nuera, ha fornicado, y ciertamente está encinta a causa de las fornicaciones. Entonces dijo Judá: —¡Sacadla y quemadla!
  • 25 Pero ella, cuando la sacaban, envió a decir a su suegro: «Del dueño de estas cosas estoy encinta.» También dijo: «Mira ahora de quién son estas cosas: el sello, el cordón y el bastón.»
  • 26 Cuando Judá los reconoció, dijo: «Más justa es ella que yo, por cuanto no la he dado a mi hijo Sela.» Y nunca más la conoció.
  • 27 Aconteció que, al tiempo de dar a luz, había gemelos en su seno.
  • 28 Y sucedió durante el parto que uno de ellos sacó la mano, y la partera tomó y ató a su mano un hilo de grana, diciendo: «Éste salió primero.»
  • 29 Pero volviendo él a meter la mano, salió su hermano; y ella dijo: «¡Cómo te has abierto paso!» Por eso lo llamó Fares.
  • 30 Después salió su hermano, el que tenía en su mano el hilo de grana, y lo llamó Zara.
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