Juan-5

(Reina Valera 1960)

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  • 1 Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.
  • 2 Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos.
  • 3 En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua.
  • 4 Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.
  • 5 Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
  • 6 Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?
  • 7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo.
  • 8 Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda.
  • 9 Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día.
  • 10 Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho.
  • 11 Él les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda.
  • 12 Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda?
  • 13 Y el que había sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar.
  • 14 Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor.
  • 15 El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado.
  • 16 Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo.
  • 17 Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.
  • 18 Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios.
  • 19 Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.
  • 20 Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que éstas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis.
  • 21 Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida.
  • 22 Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo,
  • 23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.
  • 24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
  • 25 De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán.
  • 26 Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo;
  • 27 y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre.
  • 28 No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz;
  • 29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.
  • 30 No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.
  • 31 Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero.
  • 32 Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero.
  • 33 Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad.
  • 34 Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; mas digo esto, para que vosotros seáis salvos.
  • 35 Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.
  • 36 Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado.
  • 37 También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto,
  • 38 ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis.
  • 39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;
  • 40 y no queréis venir a mí para que tengáis vida.
  • 41 Gloria de los hombres no recibo.
  • 42 Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros.
  • 43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis.
  • 44 ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?
  • 45 No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza.
  • 46 Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.
  • 47 Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?
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