Juan-11

(Reina Valera 1960)

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  • 1 Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
  • 2 (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.)
  • 3 Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo.
  • 4 Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
  • 5 Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro.
  • 6 Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba.
  • 7 Luego, después de esto, dijo a los discípulos: Vamos a Judea otra vez.
  • 8 Le dijeron los discípulos: Rabí, ahora procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá?
  • 9 Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo;
  • 10 pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él.
  • 11 Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle.
  • 12 Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará.
  • 13 Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño.
  • 14 Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto;
  • 15 y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él.
  • 16 Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.
  • 17 Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro.
  • 18 Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios;
  • 19 y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano.
  • 20 Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa.
  • 21 Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto.
  • 22 Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.
  • 23 Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.
  • 24 Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.
  • 25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
  • 26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
  • 27 Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.
  • 28 Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama.
  • 29 Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y vino a él.
  • 30 Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado.
  • 31 Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí.
  • 32 María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano.
  • 33 Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió,
  • 34 y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve.
  • 35 Jesús lloró.
  • 36 Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba.
  • 37 Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?
  • 38 Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima.
  • 39 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.
  • 40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?
  • 41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído.
  • 42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.
  • 43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!
  • 44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.
  • 45 Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él.
  • 46 Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho.
  • 47 Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales.
  • 48 Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.
  • 49 Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada;
  • 50 ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.
  • 51 Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;
  • 52 y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.
  • 53 Así que, desde aquel día acordaron matarle.
  • 54 Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se alejó de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con sus discípulos.
  • 55 Y estaba cerca la pascua de los judíos; y muchos subieron de aquella región a Jerusalén antes de la pascua, para purificarse.
  • 56 Y buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se preguntaban unos a otros: ¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta?
  • 57 Y los principales sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno supiese dónde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen.
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