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»No sacrificarás al SEÑOR tu Dios ninguna oveja ni buey que tenga algún defecto o imperfección, pues eso es abominable para el SEÑOR tu Dios.2
»Puede ser que a algún hombre o mujer entre los tuyos, habitante de una de las ciudades que el SEÑOR tu Dios te dará, se le sorprenda haciendo lo malo a los ojos de Dios. Tal persona habrá violado el pacto3
y desobedecido mi orden, al adorar a otros dioses e inclinarse ante ellos o ante el sol, la luna o las estrellas del cielo.4
Tan pronto como lo sepas, deberás hacer una investigación escrupulosa. Si resulta verdad y se comprueba que algo tan abominable se ha cometido en Israel,5
llevarás al culpable, sea hombre o mujer, fuera de las puertas de la ciudad, para que muera apedreado.6
Por el testimonio de dos o tres testigos se podrá condenar a muerte a una persona, pero nunca por el testimonio de uno solo.7
Los primeros en ejecutar el castigo serán los testigos, y luego todo el pueblo. Así extirparás el mal que esté en medio de ti.8
»Si te enfrentas a casos demasiado difíciles de juzgar, tales como homicidios, pleitos, violencia y otros litigios que surjan en las ciudades, irás al lugar que el SEÑOR tu Dios elija9
y te presentarás ante los sacerdotes levitas y ante el juez en funciones. Los consultarás, y ellos te darán el veredicto.10
Actuarás conforme a la sentencia que ellos dicten en el lugar que el SEÑOR elija, y harás todo lo que te digan.11
Procederás según las instrucciones que te den y el veredicto que pronuncien, y seguirás al pie de la letra todas sus decisiones.12
El soberbio que muestre desacato al juez o al sacerdote en funciones, será condenado a muerte. Así extirparás de Israel el mal.13
Todo el pueblo lo sabrá, y tendrá temor y dejará de ser altivo.14
»Cuando tomes posesión de la tierra que te da el SEÑOR tu Dios, y te establezcas, si alguna vez dices: “Quiero tener sobre mí un rey que me gobierne, así como lo tienen todas las naciones que me rodean”,15
asegúrate de nombrar como rey a uno de tu mismo pueblo, uno que el SEÑOR tu Dios elija. No aceptes como rey a ningún forastero ni extranjero.16
»El rey no deberá adquirir gran cantidad de caballos, ni hacer que el pueblo vuelva a Egipto con el pretexto de aumentar su caballería, pues el SEÑOR te ha dicho: “No vuelvas más por ese camino.”17
El rey no tomará para sí muchas mujeres, no sea que se extravíe su corazón, ni tampoco acumulará enormes cantidades de oro y plata.18
»Cuando el rey tome posesión de su reino, ordenará que le hagan una copia del libro de la ley, que está al cuidado de los sacerdotes levitas.19
Esta copia la tendrá siempre a su alcance y la leerá todos los días de su vida. Así aprenderá a temer al SEÑOR su Dios, cumplirá fielmente todas las palabras de esta ley y sus preceptos,20
no se creerá superior a sus hermanos ni se apartará de la ley en el más mínimo detalle, y junto con su descendencia reinará por mucho tiempo sobre Israel.