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Yo me alegro cuando me dicen: «Vamos a la casa del SEÑOR.»2
Jerusalén, ya nuestros pies se han plantado ante tus portones!3
Jerusalén, ciudad edificada para que en ella todos se congreguen!4
A ella suben las tribus, las tribus del SEÑOR, para alabar su nombre conforme a la ordenanza que recibió Israel.5
Allí están los tribunales de justicia, los tribunales de la dinastía de David.6
Pidamos por la paz de Jerusalén: «Que vivan en paz los que te aman.7
Que haya paz dentro de tus murallas, seguridad en tus fortalezas.»8
Y ahora, por mis hermanos y amigos te digo: «Deseo que tengas paz!»9
Por la casa del SEÑOR nuestro Dios procuraré tu bienestar.