San Lucas-9

(La Biblia de las Americas)

切换到福音影视网-新版圣经

  • 1 Reuniendo a los doce, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para sanar enfermedades.
  • 2 Y los envió a proclamar el reino de Dios y a sanar a los enfermos.
  • 3 Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni tengáis dos túnicas cada uno.
  • 4 En cualquier casa donde entréis, quedaos allí, y sea de allí vuestra salida.
  • 5 Y en cuanto a los que no os reciban, al salir de esa ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.
  • 6 Entonces salieron, e iban por las aldeas anunciando el evangelio y sanando por todas partes.
  • 7 Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba pasando, y estaba muy perplejo, porque algunos decían que Juan había resucitado de entre los muertos,
  • 8 otros, que Elías había aparecido, y otros, que algún profeta de los antiguos había resucitado.
  • 9 Entonces Herodes dijo: A Juan yo lo hice decapitar; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas? Y procuraba verle.
  • 10 Y cuando los apóstoles regresaron, dieron cuenta a Jesús de todo lo que habían hecho. Y El, tomándolos consigo, se retiró aparte a una ciudad llamada Betsaida.
  • 11 Pero cuando la gente se dio cuenta de esto, le siguió; y Jesús, recibiéndolos, les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que tenían necesidad de ser curados.
  • 12 El día comenzaba a declinar, y acercándose los doce, le dijeron: Despide a la multitud, para que vayan a las aldeas y campos de los alrededores, y hallen alojamiento y consigan alimentos; porque aquí estamos en un lugar desierto.
  • 13 Pero El les dijo: Dadles vosotros de comer. Y ellos dijeron: No tenemos más que cinco panes y dos peces, a no ser que vayamos y compremos alimentos para toda esta gente.
  • 14 (Porque había como cinco mil hombres.) Y Jesús dijo a sus discípulos: Haced que se recuesten en grupos como de cincuenta cada uno.
  • 15 Así lo hicieron, haciendo recostar a todos.
  • 16 Y tomando los cinco panes y los dos peces, levantando los ojos al cielo, los bendijo, y los partió, y los iba dando a los discípulos para que los sirvieran a la gente.
  • 17 Todos comieron y se saciaron; y se recogieron de lo que les sobró de los pedazos: doce cestas llenas .
  • 18 Y mientras Jesús oraba a solas, estaban con El los discípulos, y les preguntó, diciendo: ¿Quién dicen las multitudes que soy yo?
  • 19 Entonces ellos respondieron, y dijeron: Unos, Juan el Bautista, otros, Elías, y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado.
  • 20 Y El les dijo: Y vosotros ¿quién decís que soy yo? Y Pedro respondiendo, dijo: El Cristo de Dios.
  • 21 Pero El, advirtiéndoles severamente, les mandó que no dijeran esto a nadie,
  • 22 diciendo: El Hijo del Hombre debe padecer mucho, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día.
  • 23 Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.
  • 24 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa de mí, ése la salvará.
  • 25 Pues, ¿de qué le sirve a un hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se destruye o se pierde?
  • 26 Porque el que se avergüence de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y la del Padre, y la de los santos ángeles.
  • 27 Pero en verdad os digo que hay algunos de los que están aquí, que no probarán la muerte hasta que vean el reino de Dios.
  • 28 Y como ocho días después de estas palabras, Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar.
  • 29 Mientras oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su ropa se hizo blanca y resplandeciente.
  • 30 Y he aquí, dos hombres hablaban con El, los cuales eran Moisés y Elías,
  • 31 quienes apareciendo en gloria, hablaban de la partida de Jesús, que El estaba a punto de cumplir en Jerusalén.
  • 32 Pedro y sus compañeros habían sido vencidos por el sueño, pero cuando estuvieron bien despiertos, vieron la gloria de Jesús y a los dos varones que estaban con El.
  • 33 Y sucedió que al retirarse ellos de El, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es que estemos aquí; hagamos tres enramadas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías; no sabiendo lo que decía.
  • 34 Entonces, mientras él decía esto, se formó una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube.
  • 35 Y una voz salió de la nube, que decía: Este es mi Hijo, mi Escogido ; a El oíd.
  • 36 Después que la voz se oyó, Jesús fue hallado solo. Ellos se lo callaron, y por aquellos días no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
  • 37 Y aconteció que al día siguiente, cuando bajaron del monte, una gran multitud le salió al encuentro.
  • 38 Y he aquí, un hombre de la multitud gritó, diciendo: Maestro, te suplico que veas a mi hijo, pues es el único que tengo,
  • 39 y sucede que un espíritu se apodera de él, y de repente da gritos, y el espíritu le hace caer con convulsiones, echando espumarajos; y magullándole, a duras penas se aparta de él.
  • 40 Entonces rogué a tus discípulos que lo echaran fuera, y no pudieron.
  • 41 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros y os he de soportar? Trae acá a tu hijo.
  • 42 Cuando éste se acercaba, el demonio lo derribó y lo hizo caer con convulsiones. Pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho y se lo devolvió a su padre.
  • 43 Y todos estaban admirados de la grandeza de Dios. Mientras todos se maravillaban de todas las cosas que hacía, Jesús dijo a sus discípulos:
  • 44 Haced que estas palabras penetren en vuestros oídos, porque el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres.
  • 45 Pero ellos no entendían estas palabras, y les estaban veladas para que no las comprendieran; y temían preguntarle acerca de ellas.
  • 46 Y se suscitó una discusión entre ellos, sobre quién de ellos sería el mayor.
  • 47 Entonces Jesús, sabiendo lo que pensaban en sus corazones, tomó a un niño y lo puso a su lado,
  • 48 y les dijo: El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe a aquel que me envió; porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése es grande.
  • 49 Y respondiendo Juan, dijo: Maestro, vimos a uno echando fuera demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo porque no anda con nosotros.
  • 50 Pero Jesús le dijo: No se lo impidáis; porque el que no está contra vosotros, está con vosotros.
  • 51 Y sucedió que cuando se cumplían los días de su ascensión, El, con determinación, afirmó su rostro para ir a Jerusalén.
  • 52 Y envió mensajeros delante de El; y ellos fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos.
  • 53 Pero no le recibieron, porque sabían que había determinado ir a Jerusalén.
  • 54 Al ver esto, sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo y los consuma ?
  • 55 Pero El, volviéndose, los reprendió, y dijo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois,
  • 56 porque el Hijo del Hombre no ha venido para destruir las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.
  • 57 Y mientras ellos iban por el camino, uno le dijo: Te seguiré adondequiera que vayas.
  • 58 Y Jesús le dijo: Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
  • 59 A otro dijo: Sígueme. Pero él dijo: Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre.
  • 60 Mas El le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú, ve y anuncia por todas partes el reino de Dios.
  • 61 También otro dijo: Te seguiré, Señor; pero primero permíteme despedirme de los de mi casa.
  • 62 Pero Jesús le dijo: Nadie, que después de poner la mano en el arado mira atrás, es apto para el reino de Dios.
回到本卷目录 回到本版本目录 回到首页