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¿Conoces tú el tiempo en que paren las cabras monteses? ¿Has observado el parto de las ciervas?2
¿Puedes contar los meses de su gestación, o conoces el tiempo en que han de parir?3
Se encorvan, paren sus crías, y se libran de sus dolores de parto.4
Sus crías se fortalecen, crecen en campo abierto; se van y no vuelven a ellas.5
¿Quién dejó en libertad al asno montés? ¿Y quién soltó las ataduras del asno veloz,6
al cual di por hogar el desierto, y por morada la tierra salada?7
Se burla del tumulto de la ciudad, no escucha los gritos del arriero.8
Explora los montes buscando su pasto, y anda tras toda hierba verde.9
¿Consentirá en servirte el búfalo, o pasará la noche en tu pesebre?10
¿Puedes atar al búfalo con coyundas para el surco, o rastrillará los valles en pos de ti?11
¿Confiarás en él por ser grande su fuerza y le confiarás tu labor?12
¿Tendrás fe en él de que te devolverá tu grano, y de que lo recogerá de tu era?13
Baten alegres las alas del avestruz, ¿acaso con el ala y plumaje del amor ?14
Porque abandona sus huevos en la tierra, y sobre el polvo los calienta;15
se olvida de que algún pie los puede aplastar, o una bestia salvaje los puede pisotear.16
Trata a sus hijos con crueldad, como si no fueran suyos; aunque su trabajo sea en vano, le es indiferente;17
porque Dios le ha hecho olvidar la sabiduría, y no le ha dado su porción de inteligencia.18
Pero cuando se levanta en alto, se burla del caballo y de su jinete.19
¿Das tú al caballo su fuerza? ¿Revistes su cuello de crines?20
¿Le haces saltar como la langosta? Terrible es su formidable resoplido;21
escarba en el valle, y se regocija en su fuerza; sale al encuentro de las armas.22
Se burla del temor y no se acobarda, ni retrocede ante la espada.23
Resuena contra él la aljaba, la lanza reluciente y la jabalina.24
Con ímpetu y furor corre sobre la tierra; y no se está quieto al sonido de la trompeta.25
Cada vez que la trompeta suena, como que dice: “¡Ea!”, y desde lejos olfatea la batalla, las voces atronadoras de los capitanes y el grito de guerra.26
¿Acaso por tu sabiduría se eleva el gavilán, extendiendo sus alas hacia el sur?27
¿Acaso a tu mandato se remonta el águila y hace en las alturas su nido?28
En la peña mora y se aloja, sobre la cima del despeñadero, lugar inaccesible.29
Desde allí acecha la presa; desde muy lejos sus ojos la divisan.30
Sus polluelos chupan la sangre; y donde hay muertos, allí está ella.